Mi actividad profesional está centrada en mi consulta privada de psicoterapia, con un objetivo claro: “No solo centrarme en las dificultades y en las patologías, sino en los aspectos más positivos del ser humano, en potenciar las cualidades positivas, sus fortalezas y virtudes. Solo así se construye una vida llena de satisfacciones”.
Podrás dirigirte hacia nuevas oportunidades de aprender modos diferentes de pensar, sentir y actuar. En un clima cálido, de apoyo y respeto y con las más adecuadas e individualizadas técnicas, estrategias y recursos psicológicos podrás resolver tus propias dificultades, favoreciendo la confianza y la esperanza de cambio. La autonomía para caminar por la vida es imprescindible para tu felicidad. Nadie más lo puede hacer por ti.
Especializada en:

A continuación expongo algunos de los síntomas psicológicos, sentimientos y sensación de malestar que puede estar viviendo tu hijo/a: Tristeza, irritabilidad, estado de ánimo deprimido, ansiedad, miedos, fobias, dificultades de concentración y de atención, impulsividad, dificultades de aprendizaje. Dificultades con los estudios. Problemas de acoso escolar o ciberbullying. Timidez, problemas de comunicación y habilidades sociales. Cambios de humor. Trastornos de conducta, agresividad y violencia, manipulación, baja tolerancia a la frustración, escaso autocontrol emocional, desafío de límites y normas. Problemas con el uso abusivo de las tecnologías.

Si te encuentras ante estas situaciones:
“No me entiendo con mi hijo/a y no sé cómo hablarle para que me escuche, apenas nos comunicamos”.
“Siempre le tengo que decir lo que tiene que hacer porque no se responsabilizada de sus cosas ni de sus estudios”.
“Hemos comenzado a gritarnos y no nos entendemos. Nos hemos perdido el respeto”
“Me preocupan sus estudios pero a él/ella no parece importarle”
Estás son algunas de las frases más frecuentes y reiteradas que se muestran en las situaciones de conflicto entre padres e hijos.
Si estás atravesando por una situación familiar similar siempre estás a tiempo de pedir ayuda profesional.
A continuación expongo algunos de los síntomas psicológicos, sentimientos y sensación de malestar que puede estar viviendo tu hijo/a: Tristeza, irritabilidad, estado de ánimo deprimido, ansiedad, miedos, fobias, dificultades de concentración y de atención, impulsividad, dificultades de aprendizaje. Dificultades con los estudios. Problemas de acoso escolar o ciberbullying. Timidez, problemas de comunicación y habilidades sociales. Cambios de humor. Trastornos de conducta, agresividad y violencia, manipulación, baja tolerancia a la frustración, escaso autocontrol emocional, desafío de límites y normas. Problemas con el uso abusivo de las tecnologías.

Los síntomas por lo que una persona acude a consulta son variados, pero suelen afectar a la experiencia personal, a la relación con los demás y/o dificultan de manera significativa sus actividades cotidianas y la forma de ver su futuro. El malestar se manifiesta a través de:
Ansiedad, estrés, tristeza, angustia, miedo, fobias, obsesiones, entre otras.
Si le das muchas vueltas a las cosas y/o te obsesionas con facilidad, anticipas desastres y te pones en lo peor. Si sientes angustia, insatisfacción, vacío o soledad, si atraviesas problemas de autoestima y te gustaría conocerte y valorarte más, te cuesta tomar decisiones y manejar los conflictos y solucionar los problemas que surgen, si dependes emocionalmente y en gran medida de los demás. Si quieres enfrentarte a situaciones sin ponerte nervioso. Si has perdido a un ser querido.
Si te sientes identificado con algunos de los síntomas citados anteriormente o deseas que sean tratados otros, puedes solicitar ayuda profesional.


Conflictos de pareja, falta de comunicación, agresividad, faltas de respeto, dificultades en las relaciones sexuales.
Si te encuentras ante estas situaciones:
“Nos hemos perdido el respeto”, “Quisiera hablar con mi pareja sin discutir”, “No me entiende”, “Creo que ya no le importo”
“Cada vez es más difícil que lleguemos a acuerdos”.
“No sé si le quiero o me quiere”, “No sé si estaré mejor solo/a”.
“Me pueden los celos”.
“Si me separo, ¿qué va a ser de mi vida? ¿y de la de mis hijos?”
Estás son algunas de las frases más frecuentes y reiteradas que se muestran en las situaciones de conflicto entre las parejas. Si estás atravesando por una situación similar siempre estás a tiempo de pedir ayuda profesional.